Hoy el mundo produce tanta información que muchas veces quedamos enredados solos sin saber cómo procesar todo esto, como cuando comemos de sobre manera; y con tanta categorización no sabemos hacer simple lo que simple, complejizamos toda al punto de no entender que era lo importante.

Es tan evidente que hasta cambio la forma en que nos alimentamos. Hoy y con mayor información no solo no aprendimos a buscar la información eficiente para aprender a alimentarnos mejor, sino que incluso en esta era de sobre-información creamos mitos.

Ejemplo de ello son los aditivos, conservantes, etcétera. Hoy muchas personas buscan escapar a estos, en busca de lo natural, buscando no solo una vida menos artificial sino además un creyendo que esto es más sano. El argumento es que estos suponen un peligro.

Pero desde que el hombre se asentó en algún lugar de la tierra y empezó a cultivar y domesticar a los animales (ejemplo de ello el charqui) en busca de la supervivencia, intento conservar lo que, en un futuro no muy lejano, le pudiera hacer falta en un medio tan hostil como el mundo primitivo: el alimento.

Hoy debería ser indiscutible la utilización de conservantes en los productos alimenticios, no solo porque están reguladas, en la mayoría de los casos, por los empresas sino además por las mismos Estados. Y con mayores exigencias, en la Unión Europea (donde exportamos con normativa internacional HACCP), los productos están regulados por Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA).

Existe una lista de conservantes y antioxidantes y otros productos permitidos y controlados y listados en grupos (edulcorantes, antioxidantes, conservantes, humectantes, etc.), además la autoridad competente también determina el nivel seguro de Ingesta Diaria Aceptable (IDA).

Las empresas de Quinta Gama no escapan a estos controles y se les exigen los mayores estándares de salubridad e higiene, estén localizados o no en la UE. Hoy los conservantes y aditivos no pueden esconder si un producto está en mal estado, pueden mejora su aspecto, pero no escapar a los controles.

Pensar que los alimentos que no utilizan conservantes son más seguros equivale a pensar que la clientela de un negocio será siempre la misma y nunca sufrirá los vaivenes de la economía global.

Hoy que debemos repensar en cómo mejorar la alimentación de millones de personas, hemos aprendido de los viejos métodos de conservación y les hemos dado la cobertura tecnológica necesaria para producir en otras escalas, hoy en las ciudades del mundo alimentamos, no solo a nuestros vecinos, sino un sinfín de personas que merecen un producto no solo que satisfaga su apetito sino un producto seguro.

Los productos de quinta gama

son productos que se encuentran en la cúspide del proceso productivo, justamente porque son productos terminados, y tienen una mejor proyección a la conservación de las propiedades naturales de un producto y con los mayores estándares de salubridad e higiene, por eso, hoy en día en la era de la información es importante no solo informar sino también poder procesar dicha información, para poder aprovechar de mejor manera lo que el nuevo mundo tiene para ofrecernos.

De la Gerencia General de Pollo Cocido, Siempre una solución gastronómica.